Siempre que se acercan estas fechas románticas mi Facebook se llena de pequeños trolls que intentan jodernos el día de S. Valentín con sus mensajes patéticos al igual de hipócrita, como:  ¡Es una fiesta consumista! (Publicado desde su Iphone 6).

Pues bien, he de decir al respecto que me encanta este día, me encanta, pero no por los regalos, si no porqué las calles se inundan de amor, gires por donde gires ves corazones en los escaparates, parejas enamoradas caminando de la mano... es todo tan dulce.  Aún recuerdo en Manchester (Reino Unido)...




Con la rutina, a veces se nos olvida cuidar de nuestros seres queridos, se nos olvidan los detalles que enamoran, los regalitos simples que te sacan una sonrisa y este día es una excusa perfecta para recuperar el romanticismo. Claro que tienen razón cuando dicen que el amor se demuestra todos los días, no cabe duda alguna, pero la rutina y los problemas a veces nos distancia de quienes más queremos y este día es una especie de intervalo en medio de todo el caos de la vida para decirle a la otra persona que la quieres y que te sigue importando.

No hablo de regalos caros, para nada. Se puede tener detalles especiales con la otra persona sin necesidad de gastarse prácticamente nada, además que la gente se toma que S.Valentín es un día estrictamente pensado para parejas y aunque nuestra visión del mundo nos impida ver más allá, la realidad es que es un día para demostrar a las personas que queremos (madres, padres, hermanos, amigos) cuánto los queremos. 

Es una anécdota estúpida, pero antes de conocer a mi pareja, hará dos años, mi padre era quien me hacía el regalo de S.Valentín, venía a veces con un perfume, otras veces con un peluche de los chinos, otros con un pastelito y así me sacaba una sonrisa en un día que para mí, más valía que lo tachara del calendario, porqué no hacía más que recordarme lo sola que estaba, pero nunca me he permitido ni dado el lujo de chafarle el día a los demás.